Continuamos articulando sentires de dignidad e ideas de resistencia, esta vez con la comunidad del río Raposo, ubicada en la zona rural del distrito de Buenaventura.
Nos encontramos allí el 17 y 18 de marzo a sentipensar el territorio; desde nuestros cuerpos como primer espacio habitado. La comunidad compartió reflexiones significativas sobre las afectaciones a la salud mental y física que se derivan de la violencia y el despojo territorial, y sus mecanismos de cuidado en juntanza para tratarlas, definiendo que “cuidar desde el sentir del dolor del otro” y que “La armonía es una búsqueda constante”.
También se trabajó en torno al derecho al agua, sobre cómo a pesar de ser una necesidad vital y una exigibilidad histórica el acceso a ella, derechos etnicoterritoriales como estos continúan siendo desconocidos y vulnerados por el aparato Estatal; aunque existe la ley 70 y los acuerdos generales pactados en el 2017 durante el paro cívico que comprometen a garantizar mínimos vitales, la comunidad aún continúa sin acceso al agua potable.
No terminaremos de comprender cómo perfectamente se puede garantizar el ingreso anual de casi 5 billones de pesos con la actividad portuaria pero como dicen no tener la capacidad de garantizar agua potable en los territorios. No se puede permanecer en dignidad, ¡Exigimos garantías para la vida!